La función de ventilación, consiste en la entrada de aire exterior, para renovar permanentemente el aire de recirculación del sistema en las proporciones necesarias a fin de lograr un adecuado
nivel de pureza, dado que como resultado del proceso respiratorio, se consume oxigeno y se exhala anhídrido carbónico, por lo que debe suministrarse siempre aire nuevo a los locales para evitar que
se produzcan viciamientos y olores. Además, en los nuevos edificios se producen emanaciones de
materiales y elementos, los que sumados a los problemas de suciedades y falta de mantenimiento contribuyen a la contaminación del aire ambiente interior, constituyendo el denominado síndrome del edificio enfermo, por lo debe proyectarse una entrada de un adecuado caudal de aire nuevo exterior para lograr mantener la calidad del aire del interior de los locales.